lunes, 23 de diciembre de 2013

...entrevista al Dr.Eduardo Mazzini Otero...



ENTREVISTA al  Dr. EDUARDO MAZZINI OTERO

Entérese de  esta interesante entrevista formulada a al Dr. Mazzini  publicada en la revista De Cajón-Edición Noviembre y Diciembre 2013, cuyo Director es el Maestro Carlos Postigo Miranda.

ENTREVISTA al  Dr. EDUARDO MAZZINI

Por: Enrique Bravo C astrillón

El doctor  EDUARDO MAZZINI OTERO (EMO), es un  reconocido  estudioso    de nuestra música criolla, y como profesional del Derecho y analista de la historia de las culturas y folklore de otros pueblos,  nos está legando dos interesantes  obras sobre el particular. La primera  "En nombre de Dios comienzo"-Meditaciones sobre la música criolla (2010), y el recientemente editado  libro  intitulado “Áspides de las rosas nacaradas-Textos basales del cancionero criollo” en coautoría con José Félix García Alva , en la que tratan sobre los orígenes de diversos , añejos   y populares valses de nuestro cancionero. Es un satisfactorio privilegio   para nuestra revista De CAJON  conceder esta entrevista a tan calificado investigador, para que con sus reflexiones  siga nutriendo y fortaleciendo  nuestra identidad  nacional.
1.-) De Cajón (dC): Dr. Mazzini, de la lectura de  las obras anteriormente  mencionadas, usted  nos indica  como historiador de nuestro acervo musical criollo y nos otorga   detallistas preocupaciones de cómo hemos heredado diversos valses y polkas y de otros géneros,  demostrándonos que son   poemas de  autores de diferentes nacionalidades, los que fueron adaptados por nuestros antiguos compositores  ¿que nos puede Ud. decir al respecto?
EMO.-  En realidad, el fenómeno es muy interesante por varias razones: en primer lugar, porque nos permite constatar que la poesía llamada “culta” circulaba con cierta profusión, y que era leída y apreciada por nuestros compositores “populares”. Esto hoy no ocurre, porque se ha venido abriendo una grieta cada vez mayor entre lo “culto” y lo “popular”, brecha que hoy sea quizá insalvable, no solo en la literatura. Y esto debe llevar a consideraciones sociológicas muy importantes, como por ejemplo algo que ya se ha señalado: pobres y ricos, cultos e iletrados compartían los mismos espacios, las mismas plazuelas, la ciudad era “una”, y  sus habitantes se identificaban con ella y  se conocían personalmente…, y leían las mismas cosas.  El crecimiento desbordante de la ciudad separó en “ghettos” a los estamentos sociales… El cambio puede situarse a partir de los años 20, lentamente al comienzo. Por eso los poemas circulan, se conocen y se aprecian… y se les pone música. Aparte de ello, están los temas que propiamente pertenecen al “folkclore”, cuya principal característica es el anonimato,  que circulaban desde tiempo atrás (siglos, en algunos casos), en todos los pueblos de habla hispana. Estos temas se encuentran en los géneros más tradicionales, como la marinera, el yaraví, el triste, etc. Pero los poemas “con autor” pasaron más frecuentemente al vals o a la polka, géneros más recientes.
2.-) (dC): Los poemas convertidos en valses,  como   “La alondra”( Pedro Augusto Bocanegra Poémape extraído de un pasaje del drama Romeo y Julieta); “La rosa del pantano”(del cubano Bonifacio Byrne); “Ocarinas” de José Carlos Chirit Da Ponte Ribeyro(José Carlos Demaría su seudónimo); “Aurora” y  “Ódiame” de Federico Barreto; la polka “Gitanilla”(José Santos Chocano),   el tondero “Mírenla  cómo se va” (Mariano Melgar)entre otros, señalados y bien analizados  en sus libros nos refleja que los cortes formulados a sus  bellos textos  desnaturalizan su contenido ¿ considera usted que deben seguir  interpretando  tal como lo hemos heredado  o no ¿ porque en algunos de ellos no se guarda la rítmica de la oda?.
EMO.- En ese proceso ocurre de todo: hay textos poéticos que se mantienen muy fieles a su fuente, con leves cambios que no afectan el sentido, o con erratas, consecuencia de la transmisión oral, fáciles de corregir. Es el caso, por ejemplo, del vals “Romanticismo”. En otros textos  se altera sustancialmente el sentido, pero acertadamente, como es el caso de “Ocarinas”, que podría cantarse en las dos formas, la del poema y la del vals… En otros casos, el texto original es un “pretexto”, que da lugar a un desarrollo totalmente diferente al que le da el autor del poema fuente, y este es por ejemplo el caso del vals “Comarca”. Es notable también el giro que toma el vals “La abeja”, que en su última estrofa acaba por contradecir al poeta. Lo mismo ocurre con la polka “La Gitanilla”.  Notables “resignificaciones”, que el genio popular introdujo en los poemas basales, y que son auténticas “recreaciones”. Pero en otros casos  se producen deformaciones que acaban por generar letras sin ningún sentido, como es el caso de “Envenenada”, en la versión de Jesús Vásquez, o de “El océano”, por citar un par. En el caso del vals “La despedida de Abarca”, que grabaron Montes y Manrique, y que algunos hasta hoy recuerdan, se olvidó siempre que se trataba de décimas de pie forzado…  Y en el caso de “La alondra” se olvidó que se trataba de un diálogo entre un hombre y una mujer. Si esto se omite, la letra pierde sentido. En suma, ocurre de todo. Para bien y para mal. Pero lo que está mal puede y debe corregirse.
3.-)(dC) : En su  última obra, tanto usted como J. F. García ratifican que los antiguos poemas  adquirieron en el tiempo nuestra identidad musical ¿ podríamos considerar a los recopiladores  de estos temas como  plagiarios o  copistas al acomodar poemas que no eran  de sus inspiraciones?
EMO.- No se trata necesariamente de “plagios”. Los derechos de autor, y sus regalías correspondientes, son asunto posterior. Tomar versos y reproducirlos, retomarlos, resignificarlos, etc., es un recurso muy antiguo, usado incluso por los más grandes dramaturgos, los “clásicos”. La prueba está en el mismo vals citado, “La Alondra”, cuyo texto viene de Shakespeare, pero llega al vals a través del texto de Juan de Dios Peza. Y no sería raro que Shakespeare, a su vez, lo hubiera tomado de alguna fuente anónima. Quizá lo reprobable es que nuestros compositores hicieran pasar como propias algunas estrofas que a sabiendas no les pertenecían, y que, con el tiempo, sí dieron lugar al cobro de regalías, como es el caso de “Ódiame”, o “Aurora”. Pero no creo que, en su inicio, hubiera mala fe.
4.-)(dC):El  extenso poema “Horas de pasión” del mexicano Juan de Dios Peza, que sirvió de base para heredar el valse “Cadenas”(Áspides de las rosas nacaradas) , tiene una serie de variaciones sustantivas y cortes en sus versos y  estrofas ¿Podría usted darnos una breve opinión  de estas  alteraciones, por ejemplo  cuando se  señala :“Hay penas tan ocultas, tan calladas, que lentamente roen el corazón, áspides de las rosas nacaradas, que adornan el vergel de la ilusión” (texto original) , y ser reemplazada por “Hay penas tan ocultas y  calladas, que lentamente marchitan  el corazón, al pie de la rosa nacarada, donde abunda el  vergel de la ilusión”(texto modificado).
EMO.- La interpretación es un proceso tan creativo como la composición. Si se toma un poema preexistente, se le reformula, se le quita o se le agrega palabras para una mejor musicalización, incluso si se le cambia el sentido, todo eso es válido, siempre y  cuando la “nueva” letra tenga belleza y significado. No hay ninguna razón, por ejemplo, para cantar el vals “Comarca” ciñéndose al poema fuente, “El Ombú”, y yo pienso que en el vals el ombú es solo un pretexto. Que “Comarca” quede como está, que está muy bien. Pero en otros casos, cuando se ha perdido todo sentido, o hay frases totalmente incoherentes, debe restituirse el significado. En el caso del vals  “Cadenas”, el verso “al pie de la roca nacarada” no tiene ningún sentido, y cabe restituir el verso original, “áspides de las rosas nacaradas”. Y por cierto, como el poema-fuente es muy largo, bien se pueden entresacar otras estrofas. En suma, se trata de ser creativo, imaginativo, tener libertad de interpretación, pero hacerlo bien. E incluso, si se quiere, entremezclar estrofas de diversa procedencia, como se hizo precisamente en “Cadenas”, cuya última estrofa no tiene autor conocido, todo vale… siempre, repito, que se haga bien. Y en esto los intérpretes, e incluso los propios compositores,  deberían buscar algún “asesoramiento” para que sus letras tengan sentido, y no cometan gruesos atentados contra el idioma. Ser exigente es colaborar con nuestra tradición musical. En esto hay que ser suficientemente humildes: no todos los compositores tienen el doble don, poético y musical. A veces una bella música no va acompañada de una buena letra, y viceversa.  Ya he señalado casos: el vals “Idolatría” creo que es un buen ejemplo de esta contradicción.
5.-)(dC): Para terminar Dr. Mazzini, queremos  tener su opinión sobre nuestra música  criolla y su futuro, cuando en los últimos tiempos se vienen difundiendo versiones que  está sumamente debilitada  y en vías de desaparecer.
EMO.-Los tiempos cambian. El ambiente que vio nacer y florecer lo que llamamos música criolla, no existe más. Y no volverá. ¿Quiere eso decir que la música criolla ha muerto? De ninguna manera. Yo creo que hay que considerarla como consideramos a los “clásicos”: ¿acaso hoy se sigue produciendo el  jazz clásico, o el tango clásico? Por cierto que no. Pero se siguen tocando, y muy bien. Lo mismo ocurre con nuestra música criolla: hoy se compone menos que antes, muchísimo menos, pero se interpreta mucho mejor que antes: nunca como hoy hemos tenido la cantidad de excelentes instrumentistas, guitarristas eximios, cajonistas finísimos, voces exquisitas, etc. Y allí están todos interpretando nuestros “clásicos” mejor que nunca, recreando, rearmonizando, si cabe la expresión. La escuela de Carlos Hayre, Óscar Avilés, Vicente Vásquez, Lucho Garland, Adolfo Zelada Arteaga, Félix Casaverde, etc., etc., tiene hoy continuadores extraordinarios, académicos y populares. Y muchos de ellos bastante jóvenes, y siguen apareciendo, o sea que hay para rato Cuando estos dejen de tocar música criolla, de reinterpretar, de recrear, recién entonces diremos que la música criolla ha muerto. Mientras tanto está viva, y en cierto sentido, más viva que nunca.


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